Corro y corro pero no consigo alcanzarlo. Es oscuridad pura lo que me rodea, solo al fondo hay un punto de luz. Minúsculo, casi imperceptible. Quiero cogerlo, quiero que su fuerza me llene y envuelva, pero por mucho que corra no cambia de tamaño.
Noto que los pulmones me queman, no tengo oxigeno, me ahogo y decido pararme. Chillo y golpeo las paredes con las últimas fuerzas que me quedan. Me derrumbo en el suelo con las manos en los ojos, los cuales no paran de llorar.
Solo dejo derrumbarme durante un periodo corto. No puedo permitirme que mis pesadillas me envuelvan y ganen terreno.
Mis sombras intentan agarrarme con sus manos frías, pero como bien me enseñaste tu, tengo que ponerme firme sin darles tregua.
De repente, una calma asombrosa me lleno y descubrí que dentro de mi había una pequeña luz, que iba creciendo y calentándome según iba cogiendo conciencia de quien era. La luz estallo y me enseño que el camino hacia la luz es ir en calma y con pasos firmes.
Somos nuestra propia luz, no se nos puede olvidar.
Cita: La felicidad se puede hallar hasta en los más oscuros momentos, si somos capaces de usar bien la luz
Albus Dumbledore
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Muy bonito, María.
ResponderEliminarBesos
Precioso ^.^
ResponderEliminarMe ha encantado!
ResponderEliminarBesotes!!!